ITALIA EN ARGENTINA

Cultura italiana

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La Fontana di Trevi es la fuente más monumental de Roma y una de las más hermosas del mundo. La historia de esta fuente se remonta a los tiempos del emperador Augusto. Según la leyenda, fue una misteriosa doncella la que indicó al general Agripa el emplazamiento del manantial, en las afueras de Roma. Para traer el agua a la ciudad, Agripa construyó un acueducto (terminado el año 19 a.C.), que en honor de la doncella se llamó Acqua Virgo.

La monumental fuente que hoy admiramos fue construida en el siglo XVIII por un hombre casi desconocido, llamado Nicola Salvi, que sorprendió a todos con este diseño asombroso.

Los trabajos para su construcción se prolongaron durante 30 años y acabaron arruinando la escasa salud de Salvi, que murió sin poder acometer otros proyectos y sin ver terminada su hermosa fontana.

Una de las características destacadas de la Fontana di Trevi es el contraste entre la monumentalidad de la fuente y la estrechez de la plaza en que se encuentra: tan escondida entre callejuelas que cuesta trabajo encontrarla.

Se pretende suscitar la sorpresa del turista, que queda fuertemente impresionado cuando se topa de bruces con la fuente.

En el Circo Mássimo se realizaban diferentes competiciones, entre las que destacaban las carreras de carros, en las que los participantes trataban de dar siete vueltas al Circo Máximo.

Los corredores, montados en pequeños carros tirados por caballos, se jugaban mucho más que su prestigio o grandes premios en las carreras, ya que muchos de ellos eran esclavos luchando por su libertad.

Durante los juegos públicos también se llevaban a cabo exhibiciones ecuestres, el conocido como Ludus Troianus, un simulacro de batallas llevado a cabo por los jóvenes aristócratas romanos, o bien las carreras pedestres, que duraban varias horas y se realizaban a pie.

Todas las competiciones tenían el aliciente de las importantes apuestas que se llevaban a cabo.


La famosa leyenda medieval afirma que si se dice una mentira poniendo la mano dentro de la boca la máscara, la misma por arte de magia “muerde”, cortando de esta manera la mano al mentiroso.

Otra hermosa leyenda afirma que la capacidad de la boca de la Verdad para desenmascarar a los mentirosos una vez no funcionó… y esto fue gracias a la astucia de una mujer.

Cuenta la leyenda romana que un marido celoso, para verificar la fidelidad y sinceridad de su esposa la llevó delante de la Boca de la verdad para ser expuesta a la prueba, ya que si ella hubiese mentido, la boca se hubiese cerrado cortándole la mano. La mujer si bien adúltera, pudo salvar su mano con astucia. Le pidió a su amante de estar presente el día de la prueba.

Mientras ella caminaba junto a su esposo hacia la máscara entre la multitud de gente que se había reunido allí para dicha ocasión, de a cuerdo con el amante la mujer fingió desmayarse cayendo en los brazos del amante. De esta manera la mujer ante la pregunta del marido, si alguna vez había estado en los brazos de otro hombre y poniendo la mano en la Boca, pudo jurar tranquila de haber sido abrazada solo por su marido y por aquel hombre que estaba allí por casualidad y que la abrazo mientras ella se desmayaba.

La mujer, habiendo dicho en aquel momento la verdad, pudo retirar la mano sana y salva de la Boca de la Verdad que por primera vez en la historia fue engañada.


La Plaza de España es uno de los lugares mágicos de Roma. Su monumental escalinata, realizada en el siglo XVIII a costa de la corona de Francia, constituye un grandioso escenario que la convierte en uno de los lugares más concurridos y animados de la ciudad. Cuando se contempla vacía, en cambio, se tiene la sensación de haber entrado en un teatro a la hora equivocada.

El nombre de la Plaza se debe a la embajada de España ante la Santa Sede, instalada en un palacio de la parte baja de la colina desde el siglo XVII. La parte alta, en cambio, donde se encuentra la iglesia de Trinità dei Monti con su doble campanario, era dominio de Francia, y durante siglos toda la zona fue escenario feroces luchas entre ambas monarquías.

El principal atractivo para ascender la escalinata es obtener una perspectiva distinta de la propia plaza, ya que la iglesia de Trinità dei Monti no posee obras especialmente destacables, y la altura que se adquiere desde la terraza superior no es suficiente para lograr una buena vista de la ciudad.



Fontana del Moro:
Creada por Giacomo della Porta y perfeccionada por Bernini, que posteriormente añadió los delfines, la Fuente del Moro fue conocida en sus inicios como la "Fuente del Caracol". Esta fuente está situada en la parte sur de la plaza.

Fontana dei Quattro Fiumi:
En el centro de la Plaza Navona se encuentra la "Fuente de los Cuatro Ríos", construida por Bernini en 1651. Las cuatro estatuas de la fuente representan a los cuatro ríos más importantes de la época: el Nilo, el Danubio, el Ganges y el Río de la Plata. En el centro está situado un obelisco de 16 metros de altura que perteneció al Circo de Majencio, que fue encontrado en la Vía Apia.

Fontana del Nettuno:
Al igual que la Fuente del Moro, la Fuente de Neptuno fue diseñada por Giacomo della Porta, pero permaneció en el abandono desde su creación hasta 1873, cuando la obra fue finalizada por Zappalà y Della Bitta.